Entregándome

Me tienes todo el día pensando en tí, obsesionada contigo y tus palabras. Tienes la capacidad de seducirme, de llenarme de deseo. A cada instante me sumerjo en un mar de placer, deslizo mis braguitas al suelo, hago que mi dedo cabalgue en la oscuridad. Saciaré mis ganas pero sé que volveré a pensar en tí..y volverán renovadas. Y tendré que estar todo el día con mis braguitas bajadas, dándome placer hasta que mi propio cuerpo diga basta.

Cierro los ojos y estás tú, aún sin rostro, pero cálido, divertido, atrevido y excitante. Te siento con ansia, con la necesidad de quien aspira a su mejor sueño. Deseo alcanzar el climax contigo, con mi imaginación. Las olas del placer son cada vez más altas, más fuertes. Me muerdo los labios, me contengo por no gritar tu nombre.
Y contengo la respiración y el orgasmo. Lo alargo porque quiero saber que se siente al morir súbitamente pero no me desvanezco.
Río, lloro, me deshago, mi cuerpo entero se lícua, se estremece. Es sublime perder la razón por los sentidos. Es lo máximo poder sentirme tuya y mis manos agarran mis pechos como si fueran tus manos. Siento que son tus manos sobre mi cuerpo, pasando por todos mis agujeros, e introduzco también mi dedo por detrás.
Ojalá fueras tú, me digo levemente decepcionada, ojalá ahora este dedo se convirtiera en tu sexo penetrándome sin control. Pero luego recuerdo que hace poco que nos conocemos, que quiero ir demasiado deprisa, que soy una impaciente.
Se apoderan de mí los espasmos. Introduzco objetos en mí que simulen una polla dura y erecta. Hasta el fondo, hasta el final..y ese es el límite que puedo soportar, porque todo mi cuerpo se tensa, se arquea, no puedo más, me siento flotar, estoy en el cielo. Suspiro de felicidad y te doy las gracias por haber aparecido en mi vida.